miércoles, 11 de julio de 2012

Universo onírico


"Declarádme, ahora, tu nombre"
              Gén.32,29



El tiempo en derrelictos
dentro de pupilas cargando dudas, detrás
las preguntas sin corriente, en signo exclamativo
que suma asombros, le contrasta  ¡y no me reconozco!
con baños de sal, de mieles y alcohol
pedidos a la vejez que nadie ve acercarse
de rezos y leyendas cotidianas sin nombres
peso del párpado, disparos
de muestras a la noche siempre.
Así la crecida, acierto supone detrás
la fuerza moteja que amanece:
El soñador santiguado y nómada no deja
de contemplar su complicidad que veneraba
por ecos del tacón, ahora un sonido perforado
escuchando: las huellas del rebaño, perfume fiel a su remanso
y atrás unos versos gloriosos del final,
desatado esfuerzo de sí mismo.
La crueldad no permite andar con luminaria
extender el alma, pues, su aroma de farsa le hace un episodio
recreando cartel.
La figura de marcar las sábanas, ajada flora del reptil amado
o el ojo que se mira enfrente, simple yo
y la sed que aprendió el nombre del placer más fino
respondiendo al saludo macizo, del sexo más allá de la hondonada
cómodo colchón de moldeables nubes.
Si no existe el enigma y prende el geranio
es mérito del ángel categórico
rescatando laureles vagabundos
dedicados al onírico universo aventajado y novedoso
donde hacer la luz.




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