viernes, 16 de noviembre de 2012

Soledad





Lovis Corinth


Lo que ha venido a suceder
a mi par de rocas alígeras
no sé si es el agua; astuta humedad traviesa
rompiendo la semilla del poema a ras del suelo.
Ha debido ser una caída atragantada
en el techo pulcro que aún no me alcanza,
el techo con sus cargadas lonjas blancas.
¿O sólo necesitan ellos comprobarse?
Su oftálmico ademán de exprimirme
la llama que no existe en mi cordura.
No es el momento –pienso- de borrar con agua clara
el estirado jardín de mis fantasmusas
y nublar su inalienable masa de memoria.
A ese standing de muerte nada de translucidez
ni le cedo el agua que dispongo aquí en mi tuero;
porque a su arruinada bocanada no le sirve
la herramienta árida de mi incauto silencio.
Todo lo que necesitan mis haces incorporados
es la cintura batida que subsiste a la paciencia.
Todo lo que puedo disparar son versos tenues
en su altar, como un aguacero inválido
que le enredo el hábito de fruta lista.
La curvada soledad crea joyas aladas
que elevan sus timbres, rajan el aire
amasando el nervudo soplo furibundo
de pedir amor naturalmente.


jueves, 15 de noviembre de 2012

De noche y ya soy distinto






Joaquín Sorolla

La noche a la mitad
oyó decir un agua sola,
el humo del recuerdo la enturbiaba
transfigurando el reposo afilado del desnudo.
Enfrente diciembre me ha aguardado
sin fascinarme nunca, puliendo sus evidentes ceñiduras
y clava un éter oxidado que pare mis vacíos.
¿Por qué el agua piensa?
Su flor dormida, mi  única petición
mi carta elástica, mi evadente trasfondo
mi regalo tomado del jardín
y la hipócrita vestimenta
en dorsal volumen concurrente,
su virtud enorme de ser fiesta hermética
y de espaldas a la suma.
Tan sencillo como el agua que suda
mi tallo tan distinto como el verso
que pierde su humedad proclive,
su algebraico sistema que en valva
dejó hundir la gradual naturaleza.
Mi silencio es mi desorden gastado,
huraño contrapeso que destella mi ceño
a punto, suspira en glandulares minas y beso
laberinto, abstraído por pedazos y sobremesa;
nada para la caducidad de un brindis
de oidoras tendencias y mucho de la gracia aérea
al ceñido interior, con la astilla sonámbula
que circuya mi perenne y testigo sueño.



martes, 13 de noviembre de 2012

Contorsionada espera



                    
 
M. Muñoz



No perderé la expectativa
abriendo mis brazos vacíos.
Continuará mi oquedad en esta orilla
que revienta limpia por mi sana herida.
Estaré quizá durmiendo cuando toquen
la invisible aldaba de alguna tesis, 
donde el sonido del silencio tendrá que caer
como las tristes hojas que sueñan sin cesar,
durante esta queja de mes sin redondear
mi preñado zigzag en la silueta.
Vivo en la ventana, aprendo a condensar
la lluvia blanca en las uñas vivas del mismo cerezo
lo sé, (esto lo pongo en duda caudalosa)
sobre el torvo azul que atina mi gráfica abstinencia
paradoja forma de ocultar mis armas,
para sentirme siempre en primavera
un transcrito párpado sucesivo y melancólico lector
de chafado roble en copia veraz de mis raíces.




lunes, 12 de noviembre de 2012

Imaginación




 Yacek  Yerka                                       


Sin ella poca cosa seríamos
hasta veríamos el final en el comienzo
la pésima nota antes de romper el instrumento
el moho exacerbado en la piel de nácar.
Exista siempre ella para prolongar el sueño.
Tomemos sus manos de estrella
sus alas manantial del aire
y procuremos domar el giroscopio de la duda.
Estoy seguro que de no estar ahí
todísimo muy poco duraría
los nexos se hastiarían
y algún urgente conciliábulo
sería una flor sin polen ni color.
Haya siempre esta rueda para dejar
mi tacto dentado, pero sincero y dueño de mí
huido al mundo, hacia los no envejecidos de actitud.
Toco a su puerta cada día, evito sus trampas, sus nombres,
cifras redundantes escorpiones del silencio,
la rígida señal de una burla que nunca lo sabría
(con diferencia se vuelve dulzura).
Por eso, exista siempre en el paso marchito
que devuelve una paloma rota,
¡quedenle ganas de protegerme
en su impertérrito y lozano vuelo
que logra bendecir mi vida!