"No nos maltraten, y no se les maltratará. Respeten, y se les respetará.
Al acero responde el acero, y la amistad a la amistad."
José Martí
Vigoroso pez de rubio lustre
apenas aparece espléndido,
con menguados brazos en mí
redondeados en quietud
sin prosperar rozadura;
y, tallo verde en sumergido nado,
que el soplo de costumbre
da grosor llegando henchido.
Reblandezco escamas, abrigo
desgajado en las tímidas piruetas,
del humilde benjamín contracorriente
y el tiempo está en mi alianza
ahoga soledad más enemiga
-afuera el acecho no es derecho-
también soy dulce mamífero,
con vastas algas de ropaje familiar.
El claustro raído azulgris
se pone a construir mi amargura;
nunca el paternal rostro se tapa
y entra en tenso baile de flores,
mustias perfumadas a trompicones
donde mi sexo natural aislado habita,
crece ya cintura, y sombra en lo más simple
de carne naufragada a gusto.
Fuerte en la rabia, el decoro
figura en las cuencas ajustadas,
pero en la marea derrama vistas
y se proclama flotar en su apellido
allí donde el óleo brilla, el gesto material caduca
y aquél cariño nunca disimula su lívido reino;
mientras el enjambre de candil bien encendido
le ignora con alas y corola abierta golondrina.
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