Me preguntaron si era sueco. Eso fue después de haber discurrido mis raíces por Noruega, Islandia, Rusia y Canadá. Luego vinieron otros orígenes que nunca se originaron tan estrictos. Jamás imaginé que mi rostro reflejara tanto mundo.
¿Por qué esa manía de arañar la corteza?. Soy de otra geografía crucial y conversable que esconde mi apretura, un exilio náutico y etéreo anudado en el Poniente. ¿Por qué la beta obscura de tal curiosidad?.
¿Por qué esa manía de arañar la corteza?. Soy de otra geografía crucial y conversable que esconde mi apretura, un exilio náutico y etéreo anudado en el Poniente. ¿Por qué la beta obscura de tal curiosidad?.
Me preguntaron si estaba bien como un asceta ajeno y desasido, o sobre los hábitos tranquilos y alejados del tumulto plúmbeo y coreográfico que me aturde el habla. Yo respondí con el frío de Estocolmo, con los pájaros que rompen el silencio para dejar su monólogo suntuoso que sólo aquí no gusta. Entonces me dijeron: “Parecías más pesado e inconmovible…”-como una pieza de un solo tronco embólico, (pensarían)- Parecía…pero ahora que les sugería algo, alguien predeterminado que subvierte, ya necesitaban encuadrarme en alguna geometría; y llegaron los contornos, las dádivas con gones y rosas de fogueo donde reconozco al contrario; y me vieron como un cargante ovillo de iceberg en un sustrato bastardo de algún egregio color tropical, ante sus péndulos retumbantes en turbiones de costumbre, credos oxidados y banderas de indicios posesivos.
Y lo soy, lo sé, porque adoro la trastienda de esta brisa, la rustiquez de mi mundo aparte, el arsenal de ilusiones de un erial ingenuo, el silencio sonámbulo de los inadvertidos arreboles que nunca tienen patria, en la mirada espaciada y fértil de un paisaje. Pero su mundo abusa de promíscuos cascabeles patológicos y ya no quiero ser el placable de equilibrio, en donde, sin embargo, la quietud es establecida por una estrechez alusiva en la mierda de los perros y las chirriantes terrazas goleadoras, velludas movedizas tragasoles que les consume tanto, carcomiendo las varas que apuntalan distancias con un caldo pobre de cultivo.
Comentario de Magda Lluna el julio 21, 2012 a las 5:21pm
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Encantada de leer tu historia,besos
Comentario de luis de diego aguila el julio 21, 2012 a las 6:00pm
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La historia de cada uno, Manuel, es la que vaos escribiendo día tras día. Es un legajo largo, tanto como dure nuestra vida, con sus sones de trompetas, de trombones, de bombos asonantes.
Vamos sembrando, a veces rosas, a veces cardos, ortigas, laureles o margaritas. Todas las flores nos dejan un regusto, unos amargos, otros dulces, otros que clavan sus espinas y nos provocan un dolor insufrible o lo provocan a terceros, justa o injustamente.
Pero al final, cuando el legajo se termina, es el momento en que otros nos examinarán, nos criticarán o nos alabarán. Seguramente ya será tarde, porque la vida nos habrá arrastrado al otro rincón, al de los silencios perdidos e ignotos desde donde ya no podremos hablar, desde donde sólo el silencio es la sencilla respuesta a todas las preguntas.
Saludos.
Comentario de Marita Ragozza de Mandrini el julio 21, 2012 a las 6:13pm
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Mucha sustancia, palabras que arrastran aluviones desde dentro, marchas de vida en distinto suelos y bajo diferente soles, pero es uno, uno y muchas veces, el otro, la circunstancia, la apariencia, las desilusiones, y siempre lo que Kundera dijo: " la insoportable levedad del ser" ( ¿ o su peso?)
Existencial y fuerte. Siempre bellas tus letras que hoy llaman a mi puerta.
Un abrazo.
Comentario de Gloria Eugenia Lemus B. el julio 21, 2012 a las 7:58pm
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Esos "gajos" de tu vida Pedro Manuel, que determinan el meollo de tu ser.
Encantada de tener el placer de regocijarme en la lectura de tus bellas letras.
Besos.
Comentario de Manuel del Pinar el julio 21, 2012 a las 10:15pm
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Gracias amigos por tan bellos comentarios y por tener la calma de leer un texto un poco largo.
Marita: Has citado a Kundera: La broma, El libro de la risa y el olvido, La inmortalidad, La vida está en otra parte, etc...; La insoportable levedad del ser, (Por quien me arrestaron en el Instituto Superior Militar en el año 85, regalado por una novia polaca que me trajo problemas), Milan Kundera, uno de mis autores preferidos,de quien devoré sus palabras y las hice mías para siempre. "La ignorancia"pertenece a esa increíble trilogía: La lentitud, la identidad y ésta, mi preferida. Pero me falta Los testamentos traicionados, que nunca pude conseguir. La ignorancia es una obra aparentemente sencilla, pero es tan completa en todo su fundamento, que aún después de tanto tiempo de leída, cobra vida dentro de mí cuando la releo y me encuentro el mismo muro de ignorancia y desarraigo, con esa vigencia que no he encontrado en casi nadie y que tanto me cautiva. Me deshice de ella para regalársela a un amigo poeta que todos conocen en esta página y que tuve la suerte de conocer en su visita a Barcelona.
Gracias por aparecer y profundizar en lo que dejo. Gracias a todos. Un abrazo
Comentario de Vicente Antonio Vásquez Bonilla el julio 21, 2012 a las 10:58pm
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Estimado Luis: Somos la semilla germinada y portadora de una red infinita de genes. Gracias por compartir. Chente.
Comentario de Jose Ramiro Florez Mendez el julio 23, 2012 a las 5:42pm
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Un prosa que deleita y despierta cienos de recuerdos, un abrazo.