domingo, 8 de julio de 2012

Ellos viven del recuerdo con sus máscaras de siempre


"La felicidad general de un pueblo descansa en la independencia individual
de sus habitantes"
                               José Martí

"El derecho del obrero no puede ser nunca el odio al capital; es la armonía,
la conciliación, el acercamiento común de uno y del otro"
                               José Martí

Ciudades no son sólo la historia
ni esos fantasmas agoreros
bajo el auspicio de las claudicaciones;
puesto que no es mitad lo que le sigue
desde un sueño entre sus escombros
o del paisaje de sus calles, de su gente
en homenaje movedizo
al hormigueo trepidante.
Y siendo una batalla de su esencia,
nada es comparable
a la plena libertad
en la risa bien dotada
como un rito inefable
que no admite prohibiciones,
ni afónicos cantos de sirena.
¿Por qué negar ese desfile que no es resto?
y está claro que todo pasaría…
que la gente sentiría la perversa maniobra
y llegaría el detrimento, el otro lado convertido
a razón de forzar tantos recursos
para verla cabeceando, cayendo
como todo un huerto perdido.
¿qué pasa con el odio y las desórdenes?
Con un buen pegamento
para tantos ojos y bocas
se arreglaron estos años
y millones obsequiaron, de contados cortauñas
para que no arañaran el discurso irracional,
convencidos y revolcados en su mala fe…
era de esperar este hundimiento,
la hecatombe de la invisibilidad
y el sombrío territorio del obrero
esperando sin coartada
a que vuelva aquél pasado,
para tener cierto sentido
la sedienta tiranuela
de este hoy.




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