"La felicidad general de un pueblo descansa en la independencia individual
de sus habitantes"
José Martí
"El derecho del obrero no puede ser nunca el odio al capital; es la armonía,
la conciliación, el acercamiento común de uno y del otro"
José Martí
Ciudades no son sólo la historia
ni esos fantasmas agoreros
bajo el auspicio de las claudicaciones;
puesto que no es mitad lo que le sigue
desde un sueño entre sus escombros
o del paisaje de sus calles, de su gente
en homenaje movedizo
al hormigueo trepidante.
Y siendo una batalla de su esencia,
nada es comparable
a la plena libertad
en la risa bien dotada
como un rito inefable
que no admite prohibiciones,
ni afónicos cantos de sirena.
¿Por qué negar ese desfile que no es resto?
y está claro que todo pasaría…
que la gente sentiría la perversa maniobra
y llegaría el detrimento, el otro lado convertido
a razón de forzar tantos recursos
para verla cabeceando, cayendo
como todo un huerto perdido.
¿qué pasa con el odio y las desórdenes?
Con un buen pegamento
para tantos ojos y bocas
se arreglaron estos años
y millones obsequiaron, de contados cortauñas
para que no arañaran el discurso irracional,
convencidos y revolcados en su mala fe…
era de esperar este hundimiento,
la hecatombe de la invisibilidad
y el sombrío territorio del obrero
esperando sin coartada
a que vuelva aquél pasado,
para tener cierto sentido
la sedienta tiranuela
de este hoy.
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