Manuel Martín
Muero por vivir flotando en sus dominios
y mi corazón exhausto se somete a los remos más sencillos,
empírica embarcación de seducida lengua.
Ya quiero ser una camisa sobrada
una fuerza drástica y mástil adjetivo,
para hacer brotar el jugo hormonal
de la bestia suficiente
y saborear los exabruptos que goteen compulsivos,
en la máxima ternura que no me alcanzaría,
para ser un niño ocupado de encantos
pisando sus primeras llamas absorbidas
y con suavidad de viento y almibarada pieza
ganarse un memorable aturdimiento
heroico de emoción, de idas y venidas.
De modo que entorno el hecho consumado
y ya muero de vivir flotando en sus dominios,
mirando mi techo donde pierdo los tejidos
o el vértigo perenne de inmersión,
con indispensable requisito
al percibirlo todo,
todo aquél peligro de sentirme suyo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario