sábado, 14 de julio de 2012

Galería de emociones




(Dedicado a nuestra compañera Olga Lucía Florio)

                                              Victor Manuel

Aquél hombre se había vuelto más observador con la edad. Su voz aún conservaba una fuerza por encima de cualquier sentido imprescindible; y allí estaba ahora bien colocado, apuntando hacia el cuadro encantado del salón, en donde el diálogo parecía una jerga allanadora para los estupefactos, que presenciaban la misma obra en un silencio decapitado.
La muchacha murmuraba a su vera un dialecto apasionante, cobijando la minuciosa atención del más interesado. Y mientras yo pegaba el oído para descifrar aquél instante mágico, la joven encendía una atiplada voz iluminando la sonrisa paternal, arreada de la inspiración durante mucho tiempo:
“…Se trata de un formato de 54 x 40; una aguada y técnica mixta sobre cartulina susurrante de un postimpresionismo que nunca lo parece, porque salta de la austeridad a las fauces prendidas que simulan veladuras…Allá el bohío en el centro, y dos custodios  flamboyanes en la orilla opuesta del río que les mira ecuánime. Pero antes, este rubicundo ejemplar, con su tronco curvado y muy protagonista en aparente cita fallida, definiendo una triste e insinuada espalda realzando su vestido blanco. La muchacha no es consciente de la belleza alrededor. Está pensativa, agachada y absorta en la interrogante ciudad, detrás de las tímidas montañas del fondo sedoso. El agua comienza en el borde izquierdo inferior, donde apenas asoma la valla grisácea de una entrada que no hace falta verse. El río es de un cristal que parece más pulido debajo de la casa, en un ángulo arqueado que come su base y cala hasta sus huesos, seguramente blancos también; y la brisa agita con refinamiento a las palmas altivas del medio, delimitando el camino hasta las nubes, que con su aguada explícita no pueden cubrir un azul prístino, invadido por el verde pretensioso encima de las cumbres lejanas y un mar difuminado…”
El padre humedece los ojos e imagina el brillo refocilado en el cabello negrísimo de la novia abandonada. Yo le miro de cerca mientras la hija se estaba renovando en el siguiente marco. Parecía que cierto frescor saliera de allí en una tónica atmósfera, como el saludo de un alisio heredado de la creación que se vuelve más cercano y cálido.
 Cuando pintaba solía entrecerrar los ojos como un pincel auxiliar más afilado, atenuando los claros tumultuosos que ahora nada le restan, con sus estériles ojos bien abiertos a propósito, en su lacrada obscuridad jaculatoria que, sin embargo, no le impide mirar.



8 comentarios:

  1. Comentario de Silvio Daniel Gómez Sanchis el julio 14, 2012 a las 10:53am
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    GRACIAS POR TAN PRECIOSO RELATO AMIGO...TU PROSA ES EXHUBERANTE...FELICITACIONES. UN ABRAZO Y BUEN FIN DE SEMANA.

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  2. Comentario de xxxxxxxxxxxxxx el julio 14, 2012 a las 11:25am
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    Bello relato con ese decir tuyo tan lleno de matices literarios, que dan ganas volver a leer, hermosa dedicadoria para nuestra amiga Olga Lucía.

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  3. Antonio Medina Guevara26 de septiembre de 2012, 2:09

    Comentario de Antonio Medina Guevara el julio 14, 2012 a las 1:36pm
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    Magnífica manera de narrar ...

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  4. Jose Ramiro Flores Méndez26 de septiembre de 2012, 2:09

    Comentario de Jose Ramiro Florez Mendez el julio 15, 2012 a las 12:50pm
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    Excelente una prosa que agarra de principio a fin, un abrazo.

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  5. Ana María Hernández26 de septiembre de 2012, 2:10

    Comentario de ANA MARÍA HERNÁEZ el julio 15, 2012 a las 7:16pm
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    EXCELENTE RELATO AMIGO ME ENCANTÓ COMO PLASMAS EN ÉL TODO EL SENTIR DEL CUADRO Y LA VISTA QUE DE ÉL HACE EL OBSERVADOR

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  6. Comentario de Olga Lucía Florio el julio 16, 2012 a las 7:04pm
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    QUE BELLO RELATO, MANU. MUCHAS GRACIAS POR LA DEDICATORIA, RECIÉN LO VI. ME ENCANTA ESTE CUADRO Y PENSAR QUE ES SOBRE CARTULINA. IMPRESIONANTE. JUSTO DISTE EN EL PALO. EL NARANJA Y EL VERDE CLARO SON LOS COLORES QUE MAS ME GUSTAN, EL REFLEJO EN EL RÍO Y TODO LO DEMAS FABULOSO. ME ENCANTA, ABRAZOS.

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  7. Comentario de Manuel del Pinar el julio 16, 2012 a las 8:17pm
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    Gracias. Es una historia inspirada en el pintor Marcelo Pogolotti que quedó ciego muy temprano y su hija, Graciela, que le acompañaba a los museos. Cuentan que era de una belleza increíble lo que ella le narraba de todo lo que veía. He intentado estar en su lugar por un momento. Gracias amigos

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  8. Marita Ragozza de Mandrini26 de septiembre de 2012, 2:11

    Comentario de Marita Ragozza de Mandrini el julio 16, 2012 a las 10:29pm
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    Un decir muy bello, insinuante de calma y suavidad en donde las palabras se sensibilizan para dar lugar también a la emoción.
    Desde la pintura y la empatía, el poeta dedica estas letras recorriendo caminos de colores, profundos, donde se sumerge y emerge desde lo exterior para llegar a lo interior.
    Una obra que brilla con el inconfundible talento y humanismo de Manuel que abre un río de cauce sincopado de gran plasticidad.
    Olga debe estar muy complacida.
    Felicitaciones, Manu y un abrazo.

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