miércoles, 11 de julio de 2012

Una ventana al renacimiento



(Dedicado con cariño al Poeta Giannetto quien enfatizó sobre la belleza de esta tierra)

"...Como si te echaran a patadas del sueño..."

                                 Oskar Kokoschka  (Florencia desde la torre Mannelli)


Perdona por dejarte
y que ahora tus copias se vayan corroyendo,
este delirio del tiempo que empieza a perseguirte
mientras te escucho decir
que me sentiste deshilvanado
al perder tu resplandor, en mis ojos idénticos
ungidos de tus sombras blancas
y entregado a la vía de’Calzaiuoli
por una alianza heredada de tus obras
sin descanso al caminar.
Perdóname…
de alguna forma soy una copia vagando
en el laberinto de Uffizi y ya te pertenezco,
abstraído del reinado pobre
en la tristeza que me rodea y atraganta 
por el embrujo de tu luz 
bien puesta en las fachadas...
¿me oyes desde la cúpula del Duomo?
aún devoro ajimeces de tu historia
y habla el tacto de ese veraz sol Toscano
adherido a tantos siglos;
o el olor amanecido casi tocable
como el pulido aire de fiésole
para deponer este insípido de lejos.
Pero la realidad se comporta insatisfecha
sepultando mi voz en la cintura del Arno
sin buscar al mar, sino los arcos inmortales
de tus puentes.
Unas campanadas desde Santa Croce
ya me han desvelado y enlazan mi silencio
encontrando paz sin diluirse  de su enjambre.
Perdóname por abandonar
la virtud del Chianti y el Carmignano
y dejar otro risotto inolvidable
esperando en el roble de una mesa;
o ser la suma de este ceño que ya no se ablanda
en tu Ponte Vecchio,
ni frente a Botticcelli y la gracia de una Venus
desde el lugar que no transcurre.
Perdóname por este miedo
a las formas de siempre
en esas indecisas y frías fotos de Leonardos
que insultan a la Anunciación.
Mira el ejemplo de estas réplicas
manchando de bronce a Donatello
Y el stiacciato ignorado y manoseado
en los libros incapaces
de pescar el honor más claro como el agua.
O en las prisas dando  pié a esta certeza
de que ya no volverán,
si no advierten un pedazo vivo
de este paramento.
Y va anocheciendo y los trigales
llevan en sus cabellos soles impregnados
y te extraño, con el bastón de otro idioma ágil
y aquél poema inesperado
frente al “Tondo Doni”
y mi sagrada familia dada a la mirada del genio,
amansados todos en una academia
abordada por la multitud y pierdo el sueño
y el poema aquél de unos segundos…
esta ola que reposa sin tus muros invencibles.
Perdóname ciudad...
es un peso ahora de gozo y envoltura
cuando estoy solo y lo retomo, desordenado
en la Piazza della Signoria
o incrustado como los artesonados de Giotto
en el campanario del cortejo de mis versos,
callado hilo de memoria
y satisfecha cantidad de esa atmósfera
que alimenta esta huida sin parar,
mientras observo hinchar sus venas
al fantasma original
que retribuye el genio,
en impoluto mármol moviéndose
hasta achicar nuestra presencia
en las cosas indecibles;
el David de tu inmenso ángel 
y espíritu del inefable sueño
con alas de tu tiempo bendecido...
Perdóname Florencia
por no seguir en tu belleza,
por no vivir contigo;
perdóname esta vez por no rezar en ti.




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