jueves, 12 de julio de 2012

Dolor apaciguado, derivación final



                                 Sergio Lastres. El poeta y su milagro


Se amontonan las mágicas ensoñaciones, el amor es fruto del hambre y también fruto natural que no concluye en la semilla seca. Mi verso es un verso más cercano aún del monte vivo, de las selváticas tripas sin talar en el tesoro de amistad recién nacida. Sus ecos trasnochados crecen con residuos que toman el mando complejo de plenitud y bríos.
Mi cuerpo es conducido y en la Patagonia hay un cocktail de especias con las brusquedades de un tormento. El poema será un indicio, luego el alma nauseabunda o la realidad que abruma. Represento por mi parte estos bellos, puestos de pie, para aplaudir esta caravana de nuevos ídolos, de hornos intensos sin dejar de parir estas masas tan crecidas. Las circunstancias hábiles de mi religión, aún no detallada, siguen en mis sueños resoñados, en una amargura despojada del sentido práctico.
Hoy sentí al amor maduro caer como la célebre manzana y sentí que caían sin parar muchas cosas mías. Me dormí en un solo recuento general, la realidad no estaba para iluminar, ni los grilletes recargados del recuerdo. Los paisajes encumbraron la memoria y mi deseo exhausto se hizo viejo, para sentarse por vez primera en el camino. Huele a esencia de mi patria apetecible en los conciertos de la voz, huele a tinta y venas que aún pretenden engañar a este amo. Mi corazón es un roedor que teme hacerme daño. Hace nada el dolor latía en su cueva y desapareció con un texto de consuelo.
Debí tornearme en el taller una muela de acero, e intentar las madrugadas de astrales escapadas. Ya no duele y pienso en el amor, no termino de amar en la sábana estrujada y me despojo de sombras vergonzosas, en otra dirección donde mi verso no penetra. Quepo en el dolor, este y otros que se avienen como pájaros en bandadas grises. He padecido siempre de este último, el que se percibe en reposos más austeros, el de esta distancia necesaria, el del tumulto atrincherado en penas de mi patria, de raíces muy fibrosas.
Soy feliz y mis consecuencias coinciden en un punto geográfico. Nada en mi vida ha estado cerca, todo se ha movido como filmes discontinuos, que al final me han dejado la refracción necesaria.


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