miércoles, 11 de julio de 2012

Una simple nota más en la bitácora



 
                                  Munch


Entrar a un firmamento de mentido azul
en que pensamiento eran el saludo, la osadía, el lugar
duplicado para notar hambre, el serio ser
del plumaje de costumbre al paso abierto
-(mis palomas también vestidas con justicia corren a los árboles,
alas de mirar despacio junto al aire declamado, sin esfuerzo)-: de manera
que era un golpe aquella entrada en el boscaje y desnudo, apenas indeciso
siempre del escueto olor, que atravesaba el nido lecho en los Urales
y respondo dilatado del brillo del pecho, me reverencio más inquieto, en paz:
el latir del pulso en venas de algodón, lejana médula rociada de agujas.
La meta de unos dedos vigilantes amansa al tiempo, la península es fiel desafiante…lo que conozco.
Y el terral plantea los cambios y se vuelca, hechicero abrazo noble, vuelo sentado de canciones supuestas...
que imaginan los dos cuerpos embriagados de viento verdadero;- o entrando de una vez a esa piedra enfoque...
y alucinado de tales demandas, el argumento incomprensible de volar en agua.
Pero no siempre heredo el reducido gesto, más que alas escritas
la memoria rauda nos viste, velocidad sagrada del espacio pulido
Y de lo increíble esta falacia vela el interés, la intención despide vacíos, representa mis ojos calmos.
¿Sabían que el silencio tragó absolutos cambios?
y la “forma transparente”, oliente desespero interactivo, repentista, siendo turbia sed de angustiadas ansias...
Entro, las pruebas son llamas aplastantes, la verdad…he visto llegar disparejo regocijo, la sombra de soltar despojos
y clamar la cena en patio húmedo, la cosecha de comer repleto no me asigna el gozo.
La inocencia duele en la blancura y la gloria en vértebras recarga
por eso el destello de palomas todas blancas de frescura animal, el instinto
se detienen con salitre en sus picos ofrecidos, la voluntad
es danza, conquista permanente, cargador eterno en sueños.
Y mientras visito erguido un ojo olvido, o dos, o cuatro, no viene el misterio de miradas...
tampoco el verso anaranjado de crepúsculo, por eso resto el peso
y la sonrisa no reside en el lamento de un azul inacabable desatraillado.
La luna es un sol poético herido, en la sentencia de un negro fantasma amargo;
y es por eso que tengo cómodo aceptar el traje en el lugar sin este otro luto
acariciando la intensa lástima, de unas continuas grietas esmeradas paridoras de siempre.




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