sábado, 30 de junio de 2012

Infiernillo aprovechado



"La horrible cantidad de fuerza y de ciencia que la suerte ha alejado siempre de mí"
                                                                                           Rimbaud


Recompongo mis huesos y planto el filtro sitibundo 
de colmar silencios. No hay leyendas donde asorda mi huracán servil, árido y melancólico; ni un canta-mañanas de monódica estirpe conservando la descomposición abstracta de la perenne alegría, me hace replantear mis brotes optimistas.
La semana bipinnada ósea moledora, drena el verde acacia y ya nada supera el oloroso pulso que grita por un muro de agua. Mi tema lleva un corazón de fruta y plumas de roc blanco; y sin mirar, mis ojos desde arriba encuentran al insomnio aprovechado: un beso fulge  para calmar esta deriva donde avivo el estupor, dentro de mi apartada constelación de salón. Ahora me anticipo a la ilusión y a través de mí, respiro la vuelta del futuro pinchando en reloj oscuro que tanto me aproxima.
Los recios vecinos indisolubles de troncos incomprensibles, conservan sus trenes de vapor y ya avisan, dejando huellas yermas donde planto mi perfume anochecer y el lápiz me conduce; gime en cada roce, perseguido por un séquito de papeles avalancha.



viernes, 29 de junio de 2012

Expresión a la hora primera de la poesía



Qué deseo de enunciarte, salvarme en tus tiras irreconocibles, sorprender a toda una espesura que ya ha sucedido sin control. Siempre ha sido así y tú me tiendes una liana, una sola liana que resiste un vuelo más. Ya no susurra el paraíso. Se ha quedado tieso en los refranes despiadados, vacío de catauros con agua pura de los dioses a la una desaprendida de este borde.
Orfebre me veo sobre la vulgar pared que me responde un corazón y ya le pierdo realidad. Una línea en el trazo de mi mano se vuelve transparencia y el horizonte bermejo me oprime alternativas. Pero hoy he vuelto sin frases esenciales y he construido donde las flores se confunden con los baches dorados. Los poros tienen nidos y un huevo tras otro, que ya traen una lágrima lasciva o derrochada como tinta.
Vuelvo a tu blanco, a tu espuma veta donde retenerme sin misticidades y me hipnotizas con tu bata tejida por arañas, pero yo estoy en ese lance perdiendo la sangre de esos empinados versos; y a la deriva me poso en tu grupa agria a salvo de estirar mi felicidad, sobre un mar apagado y sin denuedo que me inspira.


jueves, 28 de junio de 2012

Reflexión dentro del estómago



Ignoraba existiera un espacio así
que el olvido me diera a estas alturas
de alimento, sobremesa y eco prolongado
en el salón con teóricos alfileres.
Yo que carezco de diámetro ahora mismo
para remendar todo mi tormento;
reconozco los grilletes del silencio
y sé la hueca apariencia del mantel simplificado
o el semental color de amigables comensales.
Duele tanta digestión que se propaga
inconsciente y de múltiples costuras;
sobrevienen los instintos macilentos
arrancando el ululante goce poseído
en la suma maña de cubiertos fantasmales.
Me gustaría detener este vacío
que abandona el sonoro lazo de las puertas.
Ignoraba que aún prendieran las miradas
donde hoy patina la luz más abatida,
en escenas empalagadas de tanta soledad.
Las voces oxidadas una híspida plenitud
de idiotas bisagras ya sin lengua
y este trozo de distancia se me filtra
en la nada bien nutrida del estómago.
No sabía de este albo espacio
y juro e intuyo sin remedio
que una huella oscura, cruz se vuelve
como respuesta a la caída de memoria:
caliente, muda, mensajera, carmelita
calzando el sabor de bulliciosa compañía
dentro del exacto aroma erosionado y humeante,
evaporándose para siempre en las brumas
de entresijos y deshilvanados dardos de consuelo.


lunes, 25 de junio de 2012

Peregrinaje



 
Miró con asombro mi paisano
al otro fin del mar.
Todo este tiempo y sólo pensó
mirarlo en una dirección
incrustada en su desvelo
y brotaba el resplandor del otro lado,
un soplo libre más serio y crepitante.
No sabía que en tal inmensidad de belleza
la muerte suplantaba tantas vidas.
Los barcos corrían poderosos
con sus patas amputadas,
navegar les era fácil
y atravesó las preguntas legítimas.
Fue un día que el mar cayó preso
en las redes forzosas del mal;
luego supo de los peces
y de razas inicuas del océano
y le salieron remos en los brazos,
aletas en sus piernas desmoralizadas.
Pero, el mar tuvo que cumplir
con sus fieles tormentas
y sentencias desmesuradas 
al costado de Selene.
Así que envejeció pensando:
“mejor un día de intención
que mil años de prisión…”
Yendo a su contingencia,
donde murió como un pez sin la manada,
con escamas del revés
y cartilaginoso aquél sostén
sanguinolento, a punto de llegar,
hendido por olas coaguladas de azul madre.
Sus cenizas culminaban más tarde
el asombro final del trayecto,
bajo las lágrimas lejanas
de otras aguas apacibles, que esperaban
en las trabas del vaivén.




En el camino de las nuevas alegrías


 En la calle de mis sueños
un portal hay donde balancearse la luna
bebiéndonos  la mágica sortija de cristal;
y envueltos en un sinfín de rayos tránsfugas,
los trasnochados gorriones
cubren sus nidos con cabellos olvidados.
Siempre me remonto más adentro
y en una mano veo al corazón
que suelta un ancla en mi reposo.
Pero eso es todo el falso anular que se nos mueve;
la inmóvil madrugada extrae un sonido
impropio metálico del mar,
como de entraña hueca en el caracol
de nuestra infancia.
Entonces salgo a caminar
para rescatar mi cabeza menos transcurrida,
y se proyectan bajo mis pisadas
las más negras lágrimas
transcritas y ferrosas,
con turbios lunares
detrás de alguna canción custodiada.
Es la ferocidad de rojos úrsidos
vigilantes del aplauso;
desde su garganta un trovador me mira,
sus ojos apuntan la escalera
restaurada por el cuello inadvertido
y en sus patas desvencijadas,
se divisan mordidas servilistas
de los depredadores.
Pero subo, evitando la saliva contaminante;
al final es imprescindible
la semejanza del avance,
seguir coleccionando los víctimas peldaños
y confiado en la dureza
de sonámbulos talones.
En la calle de mis sueños
nunca inventamos los ríos del horror,
allí han estado siempre derrumbando las orillas
de las pocas alegrías cosechadas:
¿El tiempo de aquél entonces...?


Sobre fondo rojo



 Emite tu opinión
 Omite tu opinión
  Imita tu opinión
(marque con una cruz la frase (políticamente correcta)
                                                Wichy el rojo



Esta mañana
sobre el adusto asfalto
el partido más partido
se empacha del mismo discurso
en medio de Ferraz 70.
Y yo he estado todo el rato
evitando que el arco de luz
acabase en mis ojos lastimados,
pero ahora que ya estaba ionizado
nuestro espacio de agria melopea
y que las hojas morían antes de caer,
no soy más que un efímero balcón
donde se rebaña la boca de oro
y las palabras oxidadas quedan
como el vacío pétreo en esta ciudad
de horizontes más simbólicos.
La vergüenza sigue en los armarios de Vidocq
y no he podido esquivar mis carcajadas
justo cuando más lo necesito,
al contemplar los mitigados avestruces
escondiendo su odio provechoso.



Perdido ritual de mis ovejas



Espero aún que me vuelva
a saltar la última de mis ovejas
mansa y decisiva a la hora de contar
el ala angelical más allá de los jardines
de aleros presuntuosos.
Al borde de la manta azul
han quedado como piedras
pastando en el luto verde de las noches,
por donde resbala la mirada del cielo…
y es que la madrugada ha declarado
estas musarañas en mi cabeza
ante la plenitud paliativa de los prados.
Las paredes han perdido resonancia
y voltean sus proyecciones,
detrás de la puerta pensativa
como la niebla de Miralcamp
y su contorno de frescura.
Después se alzarán en el aire
conciliadas con las nubes;
y cortadas en fila por la tramontana,
llegarán a prevenirme del rocío
rompiendo lentamente cual espiga,
el mármol que rodó por estas teclas:
blancas y robustas, fieles trasnochadas,
juntándose a los pájaros de Semíramis
y a la fruta de mi almohada.




Sonrisa guardada



 
Hoy su reverso
masca un crítico susurro
y ha disminuido entre los labios,
en las encías que ya no se declaran.
Lo bello que es el gesto
venciendo la comisura
que hoy se posa en los tejados,
a la espera de un relámpago
o del brillo entusiasmado
por un disparo en meteorito.
En sus señas impotentes
pondría una flauta,
arrancada del viento
más semejante al recuerdo
de esa boca, donde nunca nieva
pero de blanco tendido
en mis firmes
mis sucesivos
mis evidentes reflejos
experimentando deseos.
Claro que ella ha de querer motivos…
yo también los necesito como el aire
del caramillo imprescindible,
que no llego a divisar
y ya empieza a preocuparme leer
tantos arabescos comparecientes
como un rastro de enyugados nervios;
pero hoy, cuando el viejo Jawlenski
se fue a alumbrar el sueño
entre loores fecundos de mis ojos,
tuve conciencia de la huella del robo
que se le hace en la cara
y me alegré rendido a su forma caprichosa,
seria, arrendada en el silencio
de invisibilidad reluciente,
apremiada en sus dos flancos noticiosos
por fieros lobos enredados
en los rieles maxilares
y sin dar paso a la alegría de siempre.




La transparencia de la niebla


Saca tules de encajes contemplando el viaje;
la niebla y su untura canosa, delirio de espesura.
La oquedad del aire humeante disperso resplandor
colgando en las pupilas
Niebla en el abismo blando y gris
bajo gélido intuido
Cubriendo el valle de hondo ritual
en L'alzina del Quelás*; niebla
la blanca gasa de Agustina poetizando un óleo
una leyenda de cañones en la bruma del combate
Niebla El Pla d’Urgell, tan solemne y consagrado
recitando el ritmo peculiar de tantas ganas…
de tantas ganas que parí abastado de prudencia
y la amistad rebosó  dentro de la niebla
y gimieron los viñedos, los manzanos, las preguntas
deshilvanando los grumos en pechos de colinas
de niebla sonriente leridana en Miralcamp.
Entonces, de una parte los chopos se abrían cual rosales
de áurea materia litográfica
que los olivos admiraban en orática intemperie
Y la niebla cimbraba en la evidencia
abriendo un telón de viejo cine
admirando la balanza.
De modo que tuvo una salida múltiple
y en plateado guiño del pantano
abotonó el deslumbramiento.
Desgajada claridad rellenada con paciencia
que esplendía la conquista de una voz,
el viejo material intransferible.
Hasta un linaje de hocicos parecía sonreír
en el santuario del fondo, aposento insuperable
de diez ladridos inexistentes.
Y la casa, el costado de la iglesia, la cabal talla de chimenea,
el recuerdo indemne probaba con motivos transparentes.
Un espléndido vitral posado sobre el verde más radiante
de la devota realidad, de nuestro encuentro.












*L'alzina Del Quelás: Una encina con más de siete siglos en el pueblo de Miralcamp, provincia de Lleida.



El mismo paraíso



No quiero aquí en el medio
atenerme a este resumen
que mi alma busca morigerar;
estaba obligado a alegrar este sabor
y si fuera escritor encontraría las palabras
más plenas que resultaran venerables.
Por eso no clamo una atención
siempre reluciente, aunque sienta que la casa
nada ha prosperado repetida en sus estantes,
en sus mismos verticales asomando fotos
que son copias, de lo que ha creado esta línea recta
agregando a su vez tantas risas deformadas
o esos objetos de escaso valor
en las subastas de la voz
y tantas sillas arraigadas
confirmando nuestra adoración sin vertederos.
Y me observa empequeñecida
en un voto claro de pobreza y alusiones
desde el prisma de su entrada blanda
hacia recia dirección, claustrofóbico conducto.
La parte dorada de aquél patio
viene con hilvanes del ayer y estos espacios
se sienten caducados provocando la irrupción
de esta memoria, que nunca rinde viaje en las bisagras.
Por eso contemplo a esta mesa justiciera
y esas cortinas atrevidas junto al gélido cristal
donde el vasto despertar es la penumbra
de un voto misterioso, que salta de la cama
como gato ágil relevante, repartido en relejes del frío
bajo algunos nombres nuevos:
almendros, manzanos, melocotoneros
decididos a capturar un trozo de distancia
en otra luz, primogénita ventana.
Pero vuelvo al hogar y mi orgullo disimula ensimismado
revistiendo las paredes que contienen tanto dogma;
entonces  la sombra es un lápiz grueso
extendiendo su cebada intención de otrora vestidura,
al pequeño formato insatisfecho en su triforia.
Estoy en el centro más prudente de mi duomo,
junto a los mismos muebles permisivos
levemente viejos, que no esconden su ansiedad.
Todos ellos pertenecen a la felicidad
aburridos de suerte, ordenados por tanto clamoreo
pero inconformes con su destino.
A esta hora deberían gozar con nuestros pesos
absortos y holgados en otra geografía, otra cocina,
otra manera de afrontar el fondo de ciudad
con mi advenimiento a un nuevo espacio
de merecida ubicación, sin embargo aparece ella
desbrozando las pupilas para acostumbrarme
y veo frustración en los rellenos mitigantes,
mientras las formas se acomodan
describiendo el hundimiento natural
y me conmueve la gracia desviciando tanto desapego
en los proyectos que no ven jamás la luz
tumbados sobre el suelo, repasando por enésima actitud
las coordenadas de un contagio futuro
y se unen al tumulto de unos sueños sin comer,
con sus ojos verdes intentando el porvenir
y límpido corazón, sin moverse de este umbral
con el mismo paraíso remendado
de sabernos tan felices sin tantas conjeturas.




Nombrar a mi país




 Nombrar hoy a mi país
no es decirlo en medio de una Habana
con citas verdaderas, donde Lezama
aparece con tónicos alegatos
y su halo visible en el trono 162 de Trocadero.
Es hablar abordado por corrientes
desesperanzadas en el parque de la fraternidad
– apropiado lugar para reprimir-
sin el orfismo que elogia multitudes....
y resta su decir.
Se adjunta una noticia
y la suerte de verla escucha la porción,
refractando el aluvión con sus bilis
desgarradas por el grito unánime,
gracias a los sabios adelantos que caben en la mano;
y claro... no envían aquellas señales
hacia el cielo adornando el humo
de llegada a la vigencia.
Se apuntan a la costumbre intrépida,
la inmediatez del fotorreportero 
que existe en todas partes,
cuando la vida es de otro modo
como rubeola extendida.
Me hizo falta mucho antes, para iluminar
blandamente estas memorias
en mi paradojal espera imperturbable,
y demostrar así la tremebunda labor
de aquellos opresores.
Es tarde y una masa se encarga
de concretar mi viejo sueño;
y  los restos de fachadas resistentes
no impiden que concurran
todas las erosiones en cálido arrojo.
Nombrar a Cuba no debe ser como entrar y salir
a una muestra obsoletque desgasta,
en jornadas del alma aposentada
o  premiar de adjetivos a los sátrapas legibles,
que impunes reinantan imperdonables
como su propia dinastía traqueteando en el poder.
Ni se puede simplemente eliminar un dolor
que fue estanque abigarrado
de terrores sobre el sembradío.
Un grotesco tiovivo sin medida
escuchando lamentos, que emergían
muriendo tan despacio,
humildes carruseles de ilusión.
Y no deberá ser la vanidad
de algún bolero anticipando titulares
del amor en la sombra inexistente;
tampoco estar con el tamal en la nuez,
o rones en digestiones desafiantes.
Es tragar este oxígeno reverso
y hacer salir al murciélagque rueda
entre las leyes de nervios maldicientes,
con sus puntos borrosos y fértiles silencios
luciendo verdes palmas, o vitolas concebidas
desde el telúrico verde detallado;
verde valle y verde miedo postrado
en la escarcha que oculta una lluvia misteriosa
artizando con garralas dignas reivindicaciones
que contamos como frutas.
El claro reflejo de ese mundo agónico crece,
hoy lo muestro….han sido otros como yo,
limones removidos recorriendo las mañanas
volteadas, con el jaguar en el estómago,
corazones amotinados ante la vergüenza 
acumulativa de tener al enemigo arando en casa,
derrumbando la ciudad,
levantando cada piedra
para ya no erigir nada;
los mismos de siempre,
agricultores del pánico.