Poema IV
Picasso
La mentira entre las nubes
Un matrimonio se hace medir el interés mutuo,
sucede entre nubes, en el fervor devoto zodiacal
donde recaen las miradas punzantes.
El timón gira despreocupado de sus reses,
es una curva intensa, es el piloto del dragón khan
por un precipicio hacia arriba
vencido aún por la gravedad.
La pareja afila con rubor la mirada viajera;
es difícil de apreciar y yo adivino
sus mosaicos rotos.
Al lado, un tipo resuelve un crucigrama,
su vida le acongoja y no tiene solución,
le he visto copiar las respuestas del anverso
empañando orgullo y encubriendo
una llamada con rechazo.
Se miente a sí mismo para estar moreno
y a ella por placer desobediente,
sin áncora tendenciosa,
indiscriminadamente.
Huele a fonda, a café diseccionado, triste y solitario.
A su derecha, una mujer se ha frotado las manos
nebulosas y frías eclipsando su apariencia
con una capa embustera de mentira;
Su rostro cambia, pero muestra una sonrisa
suturada de martirio sin ninguna voluntad.
Un hombre joven sostiene la necesidad
de conmoverla, y descubro una raza donde agoniza el ser:
sombreros, mochilas boreales,
zapatos de escasa polvareda,
y cuerpos aspirando al bronce
inmortal de las estatuas, ansiosos de atenciones
perennes en su triste ideal de fantasía,
de turistas ritualistas.
Una raza agrupada,
enconosa huella aquí en mi paso.
Me levanto, voy al servicio y animo
la conciencia a mi destino.
En la puerta respira la figura de la playa,
esparce el perfume territorial de mis sensores
lleno de argumentos contundentes.
Ahora no me llama por mi nombre
y pasa por mi estrecho y se queda en mi naufragio,
he vuelto al suspiro de zarpar en la verdad,
yo vivo en ella permanentemente
y ya estamos abordando un rumbo desconocido,
una entrada nueva, otro refugio del amor
hacia otra isla.
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