sábado, 23 de junio de 2012

Para entrar sin credencial



 
Pasa a este recinto.
No soy yo quien habla.
Dentro de mí las horas muertas
tienen cosas que decir,
por ejemplo el mirar tan aturdidos
la pantalla abigarrada de la tele,
y que los dedos escribanos
intenten correr por un desierto.
Tengo aquí muertos que me imponen su voz.
Sanos, perfumados, muertos de salir de viaje
por toda nuestra vida.
Astutos, familiares, modernos, solidarios,
muertos moribundos con sus frases
y sus formas de amor, en estas venas
castrando mi sonrisa con raros equipajes.
Apenas brillan en mis lágrimas,
se esparcen como astros con cuerdas del espacio.
Pasa y siéntate, nunca lo oculto.
Ellos tienen los mismos derechos de asiento.
Lo digo sin acritud, pero es cierto
que no están acostumbrados a faltar;
aunque coincidan en las sombras inocentes
bajo el canto amargo de estos tiempos.
Así que pasa y cierra.
Conocerás el dolor oficialmente,
los tiernos escombros de mi vida.
Pero cuida al tirarla. Una puerta mal cerrada
puede ser un arma peligrosa, un arribista coladero
que agite el descanso, nuestro proceso hacia lo eterno.
Procura no excederte en los visajes.
Pues ahora parecen algo escépticos
y desinflan las mañas del más feliz encaje 
volviendo a comparar, reñir, disentir, ordenar,
y hasta viene el asma a denigrarte el sexo.
Anda y acomódate en mi herencia,
muere un poco conmigo. Siempre lo hacemos
explayando la mirada más allá de la corriente roja,
remojando la gaveta viva de recuerdos.
Todos morimos desde adentro.
Perdemos el olor de los encuentros
y entonces nada nos basta
porque siempre estará alguien
para que nos falte a posteriori.
Aquí los veo y a veces hasta los pierdo otra vez.
Miran asombrados esta queja, meditan,
gesticulan por mí casi sin suerte,
hablan desde un perfil de mancha en la pared,
intentan dejar sus balizas e incurren
en la vulgar caída de un cubierto.
Lamentan tanta acerbidad y se marchan.
Al final sé que me comprendes…ve despacio
no detengas el cadalso de esa ausencia.
Gasta cada una de tus fases, sondea tu insepulto papel 
y aprende del dolor tan rico de este auxilio.
Entra cuando quieras. Aquí no hará falta credenciales
para florecer en plúmbeos desayunos.
Siempre estará encendida la aldaba
donde lanzar el aviso…y ellos lo prevén...
siempre estamos juntos.



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