viernes, 22 de junio de 2012

Esquirlas en los ojos del paisaje


"...Pon tu mano sobre mi corazón
ingrávida como la caricia de un ala
para calmarlo..."
                   Gunnar Ekelöf

No sirvió aquella vez contagiarnos perplejos de tamaña extensión. Atrás sentada la afónica ciudad, sobre un coro de ademanes querellas henchido de sorpresa, a la vez que la arena lánguida exhumaba portátiles iglesias, y sin amigarse un panorama pintaba azul agraz con hilos de negro vaivén. Desde el baúl de una canción que izaba los anhelos, tú me rociabas esa crin despierta, girabas el timón hacia el hueco del milagro: Ponías las pupilas turquesas a nadar con sus cascos partidos de la férrea geometría. Pero las tropas tendían su atrezo metafórico de ornamento más real, cuando nuestra brújula desnudez cuarteaba sus vidrios ritualistas, ante la fuga en masa del dolor per cápita en su veril primero y gema de postal.

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