domingo, 24 de junio de 2012

Una experiencia en el mar



Miradas explayadas, 
sombra y tormenta
en niveles superiores de desgracia.
El agua en el horizonte
es tinta oscura
alternativa, valor, miedo
que viene del tiempo y responde
a la tortura viviendo
a la par del organismo,
que siente fabricar
sus sacudidas al unísono...
El hombre trata de burlar
las leyes todas 
y en el imperio grisáceo
no supera el explícito infernal
impreso en el paisaje.
La alegórica flotadura
siente el peso gravitacional
y la mirada honda
es azul monótono
con nombre de una era,
donde no equivalen los peces
de aceras y parques
o los escuálidos sumergidos 
en poder ordenando el límite 
razonable de este borde 
sórdido de la vida.
Con aletas imperfectas
y remos del terror
en medio de la espesa bruma
se anuda este exánime color,
en su oficio de engendrar 
más duda a las comparecencias
de nuevas hecatombes.
Y entonces...
me imagina adentro
el atrevido sapiens
ahora noticia, en la nada 
creciente de último oxígeno 
respirando sueño y el viento trae
dientes de coral para amputar 
mi atrevimiento y me desviste 
una espuma roja rociada
con barcos impertérritos
a la vista de Njord, Poseidón,
Neptuno y los torpedos albergados
en mi intríngulis añosa deshaciendo
el mar de nuestros ojos,
mientras se abroga la luna 
de Yemayá en el seguro y amplio 
pasillo hacia la muerte.


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