sábado, 23 de junio de 2012

Viaje en la sustancia


"...Porque en amor no hay letras para el fin,
   sólo esa parte azul que puede más que la ceniza..."
                                          Alberto Rocasolano

En la corona de la cerveza desaparece mi voz, ahogada para hacerse adentro, donde canta una campana de mi astuta cavidad sin testigos. En mi alma hay una sabiduría que no me conoce y existe un ansia excitando todos los estanques rojos. No se fueron mis antepasados allí, golpeados ahora por esta celeridad con que el mundo acota la casualidad. Y me enveneno sediento de mi cauce. Demasiadas colecciones tiene el aire que renuncian al buen precio. Es toda una ventaja saber el origen de la ceniza enferma, el polvo oliente a las urgencias. Me lleno la jarra. La corona no desaira a su vena desbordada y cae descargando balas de llovizna donde las serpientes pueden resbalar. Disparo mis ojos, le hago un traje a la sonrisa. Intento ser un modo de hormiga, inadvertido. El amor se ve, encendido por un brillo largo paquidermo y ya empezamos a rasgar la vida comunal.


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