lunes, 18 de junio de 2012

A la vuelta


La lluvia en su intemperie
reemplaza al oro fino
en alhajas que suenan sin parar                             
y su mal sabor escupe el barro
montando el caballete
aquí en mis ojos enrollados.
Galoparía en el auge decrépito
del cielo con nalca desteñido,
mientras estrello mis imágenes
en esta ruina blanca
del gabinete de Ryman
y las gibas no me engañan
de estos días contados;
tampoco las piruetas
prósperas y diligentes
de esas gotas dibujadas.
Me reflejo y hundo
bajo el techo con lujo,
de pensar en la gris diana
de esta ígnea medianía
y báculo del imaginero
destruyendo el rito poético,
para ser sólo la horma
de un desnudo.








No hay comentarios:

Publicar un comentario