sábado, 23 de junio de 2012

Decir del amor


"...Querida, cuántas cosas veremos en esos chamizos,
cuando la llama ilumine, clara,
los azulejos grises..."
                   Arthur Rimbaud


Adorna el cielo plateadas plumas de avión
y grises alturas avezadas
y yo hablo de amor.
El otro vínculo singular que soy
de estas formas en busca de vuelos inéditos.
Alterado e inconforme
al murmullo de un pincel
que siente en dientes débiles la rabia,
esta rabia sin quehacer,
pues sólo te busco, mujer
mientras la despedida se pierde
en otra entrada que encontrar.
Retazo de labios entreabiertos,
palabras tentadas desdibujando risas;
rojas, soleadas risas
y el agua sin mérito de color
es caída apacible sin llevar de la mano
el fugitivo resplandor.
El oxígeno se retarda en mi lugar
pero respiro y rezo sin rezar.
Hay metales en la luna flácida
y el peso del amor
son estos grumos del aire
pintados con la misma luz
que raya la sombra del árbol.
Mis ojos se vuelven a adornar
como un capitel de briosa columnata
aguantando las ofertas de la creación.
Pero sigo buscando…
y la calle, la arena, la arboleda agujereada
la semilla del bien pierden su gracia al unísono,
habitando espacios corruptibles.
Ahora ya sé que no hay un código
para sobrevivir transido de horizontes
rezumando mi esquivez.
Pero yo vivo, amor
intentando relámpagos de Baselitz.
en mi refugio vulgar de trazos
escondidos al azar, y la brisa de seis días
volverá a despeinar el trance
reforzando al viento que perdona mis pecados
y sonríe en mí que es amor que habla,
busca, respira palabras trucidadas
haciéndome el camino
o este triste papel mojado
que no vuela, medrosa paz sin escuchar
el grito fugaz ya sin acento
recorriendo líneas verdes de coral
y…¡ zas…! desgarrado en alma
encuentra la certeza del amor.



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