Gota a gota
he crecido en esta gruta.
Inmóvil columna
que el tiempo
ha dejado acumular
con reproches de calcita.
Vencida alegría
petrificada
en impelida arpa
de sombra.
La vasta paz
del pasadizo
por una luz austera
que alza los sentidos.
Ecos estentóreos
los grandes deseos
abren poros del brocal
cantando oscuridad
reiterativa
y se humedece
el cenit techado,
la muda procesión…
Silencio de asceta
siento
oxidarse en la sangre
que resuena
mi campana de adoquín;
ejecutando el compás
de este desvelo
en un polen de vapor
tentando a la erosión…
¿Qué seré mañana
jugando en tus cabellos…
una entrada más
en el arco ciego de tus cejas?
¿Volveré a difundir
el movimiento de mis frutos…?
¡Cuánto engaña
mi cuerpo de piedra!
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