domingo, 24 de junio de 2012

Poema que trata de un hombre algo triste, tal vez un aprendiz de poeta que observa asombrado la marca del tiempo en una ciudad ceñida a la humedad, donde intenta explicarse sin ningún resultado.


            Dedicado a Zien

"...Pero el dos no ha sido nunca un número porque es una angustia y su sombra"
                                                                                                              Lorca

Deja su ofensiva la ambigua claridad.
Clava sus anzuelos repitiendo lance
y confunde aletas de mi espíritu.
Unos perros no ostentan la fiereza,
ladran los truenos de raza colosal.
Casi nadie atisba mis palabras
pero siento como siguen desnudándose.
Unas horas antes fundaban
aquél cielo de bóveda antigua,
para dejar cierta huella repentina
en la porfía de los francos árboles.
Conmociona el destino 
con ciénagas en la córnea observantes, 
aunque emita una eclosión que nos domine.
Un papel embiste en sucio y se bate
entre hojas convulsivas del barrio mausoleo;
esquiva gotas tartamudas
publicando el gris de suela ancha
en páginas melladas.
Por su vientre estrujado un número cancanea
disociando  la duda sin raíz: 210985834
¿Qué hay de pródigo en el fondo anónimo
y más allá del sonido proverbial,
impasible disparate del viento acarreador?


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