lunes, 25 de junio de 2012

La transparencia de la niebla


Saca tules de encajes contemplando el viaje;
la niebla y su untura canosa, delirio de espesura.
La oquedad del aire humeante disperso resplandor
colgando en las pupilas
Niebla en el abismo blando y gris
bajo gélido intuido
Cubriendo el valle de hondo ritual
en L'alzina del Quelás*; niebla
la blanca gasa de Agustina poetizando un óleo
una leyenda de cañones en la bruma del combate
Niebla El Pla d’Urgell, tan solemne y consagrado
recitando el ritmo peculiar de tantas ganas…
de tantas ganas que parí abastado de prudencia
y la amistad rebosó  dentro de la niebla
y gimieron los viñedos, los manzanos, las preguntas
deshilvanando los grumos en pechos de colinas
de niebla sonriente leridana en Miralcamp.
Entonces, de una parte los chopos se abrían cual rosales
de áurea materia litográfica
que los olivos admiraban en orática intemperie
Y la niebla cimbraba en la evidencia
abriendo un telón de viejo cine
admirando la balanza.
De modo que tuvo una salida múltiple
y en plateado guiño del pantano
abotonó el deslumbramiento.
Desgajada claridad rellenada con paciencia
que esplendía la conquista de una voz,
el viejo material intransferible.
Hasta un linaje de hocicos parecía sonreír
en el santuario del fondo, aposento insuperable
de diez ladridos inexistentes.
Y la casa, el costado de la iglesia, la cabal talla de chimenea,
el recuerdo indemne probaba con motivos transparentes.
Un espléndido vitral posado sobre el verde más radiante
de la devota realidad, de nuestro encuentro.












*L'alzina Del Quelás: Una encina con más de siete siglos en el pueblo de Miralcamp, provincia de Lleida.



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