"...No importa que organice el silencio
o que se vuelva espuma.
Liviana como un pájaro bailo..."
Cira Andrés Esquivel
Ruedan en blanco
y no hay música en ellas,
intrascendentes
tatuadas de un presente arduo
y encontradas muy a menudo
en el pasado bien vestido.
Vacías, pero ante todo
apoyadas en silencios estruendosos
donde florecer miradas.
Cuando se descomponen
son semillas de la duda
en el seno de tanto sacrificio.
Corren debajo de las sábanas,
se inventan ciertos gestos
y hasta nadan como estrellas
incrédulas de nuestro firmamento.
Buscan en cada semejanza del cristal,
que pueda verlas de nuevo caminar,
fabricar sonrisas en medio de la nada.
Hélas allí, movidas por los nervios mudos
y amenazadas de añoranzas,
esgrimiendo la metáfora del búho
sin esos signos que saquean emociones.
Pero no hace falta si es muy hondo
lo que suena tras el buche de su lengua.
No acompaña que refuercen
tantos gritos en depósito.
Ellas ruedan así mismo
como gloria anónima del misterio
en blanco, saquean los últimos colores
de mi dicha ilesa, y vuelan
ante el adversario, me dejan con delirio
la fortaleza del desnudo, brotan cada vez
de un gemido calado, transparente;
y en el mito de sus labios fruncidos
apuntan a la nuca dignamente.
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