Al
aire te vendes,
compra tu silueta liberando orgullos
al
principio se hizo en tus cabellos
emboscó luego la piel y un
descenso otoñal
sacó mesas de flúor para verte columpiar.
Acodado
vigía bebí tu interés
sin brillo de piedra observa
bien,
sí, como dos naves que viajan
adaptadas
a tantas peripecias
nos unimos al habla, sobre
sepulcros
palabreados de tu voz, sílabas de silencio
traspasa
el frágil laberinto que hace llagas.
Bato
records de barriles de origen...
devoro
un potro a las siete, como dispararle al pecho
¿no
ves...? nos diferenciamos,
no usas tus armas naturales
y
sonríes, vuelve el ademán descanso,
tímido vuelo de libélula, quejumbroso
vuelve y gira a contrapeso.
La
misma secuencia no dejo de mirar
en cada punto opaco de la cita;
yo
no estoy en tu ciudad y el vacío
está desbordado en tu alegría.
Se
muda el cuerpo, tácito bramido
de hojas cunden nuestra gravedad
nos
da vueltas y pide espacios para el giro
que
es fuerza de susurro, Dios quiso
que encontrara tu paz
en
este remolino devorando el iris,
sin maestro ni explicado ahínco
en
medio del latido urbano
y el fuego efímero salvaje del soñante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario