domingo, 23 de septiembre de 2012

Fumador de ababoles



 
¿Quién eres realmente?
-pregunté al moho exacerbado-
Y siguió con labios verdes y hambrientos
de zamparse toda el agua
¿hierba o restos de humedad?
Soy un resultado-pareció decir- que sólo importa
al concebido color de una fachada.
Pero, ¿Quién, qué, cómo es ese otro, eso?
¿Un rastrojo en la maleza, un tubérculo
arrancado por la zanja enjaezada?
¿Será un eco de bótox menstruado?
Transcribe un zurullo su desafinado anuncio
y la molicie de premios, que en lodo estéril
reestrenan  juntos el apremio de las ranas.
¡Ay!, amigos del silencio,
si me dan la palabra, plantaría mi andamio
de arriar rótulos mareantes.
Tengo llagas que ilustran mi contienda
y ya he oído al verso deformado
picoteando en su cartel:
“Aquí está todo mi esplendor”
-Y se piensa un rato en el lado izquierdo,
mostrando además la luminaria:
“Son tantos mis premios que a papel y tinta huele mi salón”
Las ranas aplauden y sus esputos gruesos
imploran lluvias, que humillen ese peso en fango.
Las arañas se entretienen sin atajos
y nadie avanza al hueco de mirar
un pomposo palacio que fracasa con la luz.
El herniado de boñigas, taciturno y acérrimo
que da hurras al étnico veneno
mientras, pobre y disipado, fuma ababoles,
embiste como es la tradición
al plantel de cenicientos. 


5 comentarios:

  1. Comentario de Aur R.C. Hace 6 horas
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    Ah, los premiados. Los que se vanaglorian delante de otros de sus logros. Creo que ante mí el premio que tienen, y no me gusta la palabra premiar, porque si se premia se "despremia" a otros, creo, digo, que solo ante mi vale lo que leo y siento, por ejemplo, Don Manuel del Pinar siempre lo que leo de él me gusta. No digo premiar, por dios, porque entonces "despremio".
    Ay de aquellos que escandalizan a los niños, eso dijo el Galileo. Pues en verdad os digo que yo, el tuareg, soy un niño, y me escandalizan esos, como decirlo, sin herir, lo diré esos fastos de vanidad y egolatría. No sólo han sido felices ante los foros que le otorgaron el premio, sino que henchidos de ponga usted el epíteto que quiera, cual Cid Campeador blanden su espada en forma de Premio por los campos de los desheredados.
    Estupenda entrada compatriota de los campos de los desheredaos, por lo menos en cuestion de premios publicados, ahora bien, si quiere hagamos una sociedad formada por usted y yo, y familiares de ambos y concedámonos algunos premios, eso sí, sólo entrariamos en concurso usted y yo. Creo, jajja, que se los llevaría usted todos, pero como le conozco, escribiria algunas cosas malas, a propósito claro, para que ganase alguno.
    Un saludo y como siempre un placer leerte.
    Aurelio

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  2. Comentario de ANA MARÍA HERNÁEZ Hace 19 horas
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    CUÁNTA RAZÓN HAY QUIENES NO SE CANSAN DE ESCUPIR SU PREMIOS Y YO LOS LEO Y ME DIGO Y POR ESTO SE LA CREEN
    GENIAL AMIGO TE FELICITO SIEMPRE TAN DIRECTO Y REAL

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  3. Comentario de ZIEN Hace 23 horas
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    Lo mejor de los mejor mi buen amigo, me encanta la forma en la que llevas el diálogo y el lenguaje directo que nos envuelve entre sus redes. Un abrazo.

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  4. Comentario de Manuel del Pinar Hace 21 horas
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    Gracias Zien. A veces hay quien se envanece en premios y en supuestos, pero lo peor de este gremio es que engulla títulos y cague sucedáneos del reconocimiento verdadero. Mis palabras tratan de asimilar esta especie de descomposición que me producen en la mente, en el habla y estos retortijones que terminan con mis interrogantes heces. Un abrazo, hermano.

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  5. Marietta Cuesta Rodríguez25 de septiembre de 2012, 8:42

    Comentario de Marietta Cuesta Rodríguez Hace 1 hora
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    Qué de las ranas y los sapos croando y envaneciéndose de su lodazal?, eres muy fuerte pero tocas los goznes de la podredumbre y repicas campanas para que el envanecimiento y la maldad se silencien. Un gran llamado a la conciencia mi querido Manuel del Pinar, qué profundo tu poema.
    Un abrazo.- Marietta

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